Mateo 15:28 Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedó sana desde aquel momento
Esta mujer
tenía su hija atormentada por un demonio.
Estaba realmente poseída. Por lo que se lee, el caso era muy grave.
En su
acercamiento al Señor, tuvo serias dificultades que bien pudieron incidir para
que su hija no fuera libertada:
1. Los discípulos le dijeron al Señor:
¡Despídela, está voceando mucho detrás de nosotros!
2. El Señor le dijo que no era el tiempo
de atender personas que no pertenecieran a la nación de Israel. Así que lo normal hubiese sido que se fueran
Pero ella
tenía fe. Su fe era mayor que el
impedimento de los discípulos y aun mayor que el razonamiento del Señor. Esta mujer obtuvo del Señor un milagro para
su hija, porque perseveró en su clamor.
Nada debe
impedir que tu fe se exprese perseverantemente.
La mujer de esta reflexión no calificaba para un milagro. Otra persona hubieses dejado de insistir,
pero ella estaba plenamente convencida que la solución para su hija estaba solo
en el Señor, alza tu voz. No te
calles. El poder de tu fe se abrirá
paso, en medio de las dificultades y oposiciones que te quieran desanimar.
¡ADELANTE!
Y esta es
la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.
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