Los enemigos rodeaban el campamento donde vivía Eliseo y su siervo Giezi. Vinieron con orden expresa el profeta de dios. Cuando su siervo vio el poder y la cantidad de sus enemigos, tembló de miedo y vino al varón de dios, con su lenguaje de terror y de incredulidad.
Eliseo le dijo: “Mas son los que están con nosotros que los que están con ellos”.
Inmediatamente oro al padre diciendo: “Abre sus ojos para que vea”.
¿Cuáles ojos quería el profeta que le fueran abiertos a su siervo?
Los de la fe. Lo que tiene que ver con lo sobrenatural de dios, porque la fe ve todo lo contrario a lo que se ve en el mundo natural.
Los ojos naturales solo pueden ver lo que ocurre alrededor de nuestras vidas y, por lo regular, somos estremecido por la diversidad de circunstancias adversas. El temor, la angustia y la inseguridad, fácilmente nos gobiernan.
La fe es la gloriosa provisión divina que remonta nuestra mirada y se deleita y descansa en la seguridad y el absoluto control que el señor tiene de nuestro presente y de nuestro futuro.
Que se abran nuestros ojos espirituales para ver nuestra protección y la defensa con el cual contamos.
Que se abran nuestros ojos espirituales y que se cierren los que solo saben sobre dimensionar el mal y los problemas. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: Nuestra fe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario